Historia de Blanca Murcia
INTRODUCCIÓN.
Comenzar una obra con una introducción es algo que necesita tiempo y reflexión, puesto que se puede escribir sobre tantas cosas que vale la pena poner las cosas en orden.
Viene a mi memoria el año 1978 cuando comencé a dedicarme, en una nueva industria cítrica, a la investigación de nuevos derivados cítricos para su venta en el extranjero. Durante aquel tiempo tuve la suerte de poder trabajar con destacados socios, catedráticos de Murcia, los cuales despertaron en mi el olfato de la investigación. Entre ellos, Francisco Sabater García y José Lozano Teruel, que fueron en aquellos años rectores de la Universidad de Murcia. Gracias a ellos, aparte de la venta, me incliné por la investigación de nuevos derivados cítricos y así pude introducir durante todos estos años nuevos productos de alta tecnología en las empresas murcianas con destino a la exportación. Nunca podré olvidar las palabras de un químico -en aquel tiempo, socio como yo, de una empresa murciana de derivados cítricos y actualmente líder mundial- que me decía: “todo está escrito”. Y tenía razón con respecto a los nuevos derivados cítricos. Efectivamente casi todo estaba escrito ya; en este caso por los científicos americanos e israelitas. Había que convertir en España simplemente lo escrito, “la teoría”, por un producto tangible, “la práctica”. La fruta cítrica que más me ha obsesionado ha sido siempre el limón. Recién llegado a España en 1969, mi suegro Luis “El Poli” pronto me enseñó cómo aplicar esta fruta en los diferentes platos exquisitos de esta región. Cuando le pedí, por primera vez vinagre -como es costumbre en mi país- me aconsejó riendo que nunca tomara más vinagre, puesto que el zumo de limón superaba en mucho la calidad de este ácido y mientras tanto vaciaba medio limón sobre mi plato. Y no se equivocó, las virtudes del limón son amplias y por todos conocidas. Ya hace años decidí escribir para el pueblo de Blanca un libro sobre esta fruta y los derivados cítricos que se pueden fabricar a partir de ella, puesto que uno de mis deseos ha sido ver una industria de derivados cítricos en este pueblo. No podemos olvidar que los mejores limones se hallan en el Valle de Ricote donde esta fruta es de una deliciosa calidad; y es una verdadera lástima que hasta ahora nadie se haya interesado en montar dicha industria, tal como las vemos en otros lugares de Murcia: Santomera, Zeneta, Cabezo de Torres y Alcantarilla. Sin embargo compromisos comerciales con respecto a la investigación, desarrollo e innovación de nuevos derivados cítricos me lo están impediendo. Pero quedan aún otras cosas para investigar y escribir sobre Blanca. Una de ellas es su historia.
Mi interés por la historia de Blanca se remonta a algo más de 10 años, en 1986, cuando comencé la compleja tarea investigadora encaminada a descubrir el origen de la “nueva dama (reina) poderosa” en el juego de ajedrez, así como el origen del juego de damas, los cuales sospechaba ser de origen español. Por indicación de mis socios, Prof. José Antonio Lozano Teruel y Francisco Sabater García, entré en aquella época en contacto con el Prof. Juan Torres Fontes del departamento de Historia Medieval de la Universidad de Murcia, el cual me regaló diversos libros suyos sobre el siglo XV y sobre temas relacionados con la vida de la reina Isabel la Católica. Me impresionó la exactitud científica y cantidad de datos de dichos trabajos y pronto me enteré de que dicho profesor había escrito cientos de artículos históricos sobre la historia de varios pueblos de Murcia. Pensé en aquel tiempo que sería interesante un día estudiar todos sus textos para ver si algo se relacionaba con la historia de Blanca, puesto que a este pueblo le falta aún su historia. Es quizá la población más importante de raíces islámicas de toda la región de Murcia.
Una vez terminado en 1997 mi libro “La influencia de la reina Isabel la Católica sobre la nueva dama poderosa en el origen del juego de las damas y el ajedrez moderno” había llegado el momento de pensar en una obra sobre la historia de Blanca. Una pequeña investigación inicial demostró que todos los pueblos cercanos tenían su libro o poseían artículos propios sobre su historia: Ricote, Ulea, Abarán, Villanueva y Ojós, . Pero de los 6 pueblos conocidos del valle de Ricote faltaba, incomprensiblemente, aún el pueblo de Blanca, si olvidamos el librito de 32 páginas de Francisco Arnaldos Martínez que brevemente habla de la historia de este pueblo. Por otro lado, si repasamos las obras mencionadas del valle de Ricote parece, por los pocos datos señalados, que la vida de dichos pueblos hubiese transcurrido durante muchos siglos plácida y pastoral al amparo de las tradicionales labores agropecuarias. Por los trabajos minuciosos publicados por Luis Lisón Hernández, y sus diversos estudios hechos (1982-1992), sabemos que esto no es así. A pesar que Lisón Hernández muchas veces omita, desafortunadamente, sus fuentes hemos decidido publicar todos sus textos, puesto que pertenece al grupo de los pocos historiadores que han relatado con erudición la historia del Valle de Ricote.
Cuando me lancé al intento de escribir la historia de Blanca tenía plena conciencia de que se trataba de una empresa arriesgada, si quería escribir con criterios científicos. El reino de Murcia presenta una gran escasez de fuentes documentales medievales, a excepción de la capital, lo que convierte en muy difícil y costoso cualquier intento de reconstrucción histórica del pasado. Los señoríos santiaguistas no son la excepción a esta regla; desaparecidos casi en su totalidad los archivos municipales, tan sólo el archivo de la Orden de Santiago en Uclés (hoy depositado en la Sección de órdenes Militares del Archivo Histórico Nacional de Madrid) conserva algunos conjuntos de documentos medievales. De tal modo que los historiadores actuales usan los fuentes documentales de la época moderna (siglos XVI-XVIII) para reconstruir la historia medieval castellana. Luego, mis posibilidades son limitadas: incapacidad de poder leer los documentos antiguos, falta de estudios locales hasta el siglo XVIII, falta de conocimiento de la historia murciana y un sinfín de otras limitaciones más que no ha lugar mencionar. Por otra parte toda, generación tiene el derecho y deber de escribir su propia versión de la historia y las cosas hay que decirlas unas antes que otras. Además, si no escribiera, ¿cuándo tendrá Blanca su primer libro de historia?
Pensé otra vez en las palabras de aquel químico: “todo está escrito”. Habría que buscar una solución adecuada a esta situación permitiendo a la misma vez que futuros historiadores locales lo tuvieran más fácil en la búsqueda de datos y que el pueblo no dependa siempre de los mismos historiadores. Además, una primera publicación histórica sobre Blanca despertaría la llama de la competitividad; estimularía automáticamente a otros historiadores a superar dicha obra y se juzgaría este pueblo de otra manera. Blanca, ganando en prestigio histórico, tendría así su propia historia local, que se la merece, y los futuros investigadores tendrían en más consideración la historia de este pueblo. Además, para el futuro turismo local, Blanca no puede estar sin una historia. Para muchos tal vez no haya nada nuevo bajo el sol, ¿pero cuántas cosas viejas hay que no conocemos?
La Historia es un placer, tanto para el investigador como para el lector. Pero el investigador quiere tener datos a su disposición en el más breve tiempo y con los menos gastos posibles, mientras el lector quiere leer la máxima cantidad de datos sobre su pueblo. Teniendo en cuenta estos requisitos me he inclinado por una estructura de libro diferente a las demás obras históricas escritas hasta ahora. De esta forma, cuando se trata de un documento antiguo original no me refiero en esta obra únicamente a la referencia de origen, sino también en qué libro moderno figura dicho texto. Muchos historiadores mencionan siempre las fuentes originales y pretenden hacernos ver que ellos han tratado solamente los textos antiguos originales y han hecho su propia transcripción, pero esto es media verdad. En muchas ocasiones ellos solamente han tomado nota de los documentos antiguos originales a partir de los libros modernos. La razón de que no mencionen el trabajo actual donde figura el documento antiguo original es porque quieren dar un tono más científico a su obra. Esto implica que futuros historiadores tendrán que consultar forzosamente los documentos originales en pergamino, con la consecuente pérdida de tiempo. Esto es algo que quiero evitar y por eso he pretendido hacer una obra con el mayor número posible de fuentes bibliográficas y una recopilación de muchas citas históricas y fuentes, sin despreciar ninguna, puesto que todas pueden ser útiles en cualquier momento. Existen aún entre nosotros destacados historiadores (peseteros) que se muestran recelosos de facilitar sus fuentes (encima copian textos enteros de otros sin mencionar fuentes) y, de esta forma, cualquier nuevo investigador tiene que pagar o comenzar de nuevo. No quiero proteger ni participar en esta codicia económica. No me extrañaría nada, con esta mentalidad, que después de la edición de esta obra se escribiese sobre Blanca ó el Valle de Ricote, silenciando este trabajo y pretendiendo hacernos ver que ya se disponía de todas estas fuentes. El inteligente lector sabrá entonces por qué no se había escrito antes sobre Blanca y Ricote y sólo, sospechosamente, después de esta obra. La historia es ante todo un placer y conviene evitar gastos y duplicidad de trabajos de los futuros investigadores blanqueños. Pienso que conviene que los trabajos sean complementarios y acumulativos. La finalidad de esta publicación es doble: por una parte, dar a conocer trabajos de difícil acceso y, por otra, facilitar a los blanqueños el estudio histórico de su pueblo.
Reflexionando en esta línea de actuación ética, es por eso tan importante, contar con los libros de la CODOM, iniciada por el Prof. Juan Torres Fontes, donde los historiadores tienen acceso directamente a los textos originales, transcritos del pergamino. De esta forma, el futuro investigador gana un tiempo enorme. Analizando los últimos 25 años vemos un gran diferencia en el tratamiento de la historia. Hoy en día se trata la historia de una forma cada vez más científica. Si hace veinte años se vieron libros que contaban la historia, hoy en día los verdaderos libros de historia están llenos de referencias e incluso muchos cuentan con los textos de los documentos originales transcritos como apéndice documental.
Ha sido mi intención comentar lo menos posible los textos de los documentos históricos originales, aunque por mi neutralidad tal vez sea la persona más adecuada para tratar la historia. Sin embargo, mis conocimientos de la historia de Murcia no son suficientes para arriesgarme a esta tarea y la obra perdería en valor científico. Más idóneo me parecía preparar una compilación, lo más íntegra posible, de los comentarios existentes debidos a los historiadores modernos. El libro así ganará en valor científico y por otro lado el lector se dará mejor cuenta de la importancia científica de las obras modernas actuales de historia y evitará una pérdida de tiempo en las búsquedas de datos.
En el reino de Murcia la bibliografía sobre los moriscos, hasta hace poco, era prácticamente inexistente y ello resulta paradójico, pues es una de las regiones en la que era especialmente relevante esta minoría, sobre todo en el Valle de Ricote. Aunque la obra de Lapeyre nos introduce con eficacia en el periodo de la expulsión de los moriscos, es verdad que no se ocupa con extensión del Valle de Ricote. Felizmente, contamos desde los años ochenta con más de un historiador, entre ellos Francisco Chacón Jiménez, Victor Sánchez Gil, Manuel López Rojo, Dimas Ortega López, Luis Lisón Hernández, María del Carmen Veas Arteseros, Francisco Flores Arroyuelo y otros, que han dedicado su tiempo a la historia de los moriscos de este valle. No queremos olvidar, con respecto a la época del siglo XVII, al más importante, el abaranero José David Molina Templado, el cual ha sido el pionero en encontrar documentos desconocidos en el Archivo General de Simancas relativos a la expulsión de los moriscos del Valle de Ricote. Gracias a sus esfuerzos y iniciativa otros investigadores renombrados podrán continuar trabajando en el tema los moriscos en dicha comarca.
He decidido tratar únicamente la Historia de Blanca desde 711 hasta 1700. Es decir, desde la entrada de los árabes en Murcia hasta 1700. Después de esta fecha los datos son abundantes y más fáciles de adquirir, incluso por los investigadores locales, puesto que el ayuntamiento de Blanca cuenta con su propio archivo. Ninguna duda razonable cabe de que dentro de unos años toda la historia de Blanca, que ahora estamos sacando a la luz, estará superada, pero esto es precisamente el objetivo: incentivar con este libro de tal forma que otros también se sientan atraídos a la historia de este fascinante pueblo. Explorar el pasado de un pueblo ignorado que, con frecuencia, se ha definido por lo que no era, es una labor apasionante.
AGRADECIMIENTOS.
La realización de esta obra es el producto de la generosidad de un conjunto de personas a quienes debo el fruto final de la obra y a las que deseo expresar públicamente mi agradecimiento. Fue para mi una gran satisfacción poder comprobar que, con la excepción de sólo uno, todos los historiadores consultados en Murcia, me quisieron prestar su apoyo en la preparación de este libro. He buscado sin resultado en muchos libros y documentos, quedando sin examinar algunos archivos, potencialmente útiles, debido a falta de tiempo. No es que a causa de estas lagunas se haya quedado sin revelar algo de verdadero interés, pero la ansia del auténtico investigador nunca queda satisfecha hasta que ha explorado cada rincón.
La mayoría de la bibliografía indicada en este libro ha sido la obra del Prof. Dr. D. Juan Torres Fontes. Por una parte, basada en sus libros históricos publicados y en su amplio conocimiento de la historia medieval y por otra parte en haber dado vida científica al Archivo Municipal de Murcia, del cual ha sido director durante los años 1953-1985. Es impresionante el conocimiento que este científico tiene de la historia murciana. En tono siempre modesto, durante las múltiples reuniones con él, me decía siempre: “Si mi memoria no falla .....” y cada vez me ayudaba con nuevos libros y sugerencias. Por indicación de él pude ponerme en contacto con otros eminentes historiadores y archiveros. Así fuí presentado al Prof. Francisco de Asís Veas Arteseros, el cual me ayudó con muchas tesis doctorales relacionadas con el Valle de Ricote y Blanca. En este aspecto no puedo olvidar los varios trabajos de moriscos de su hermana, María del Carmen Veas Arteseros. El Prof. Antonio Yelo Templado puso a mi disposición su tesis doctoral de “Los vasallos mudéjares de la Orden de Santiago en el Reino de Murcia” y el Prof. Miguel Rodriguez Llopis, conocido como experto en el tema de “Las Órdenes Militares”, me facilitó toda clase de información para localizar las visitas de la Orden de Santiago del Valle de Ricote y demás documentación relacionada.
La aportación blanqueña ha sido espléndida si pensamos que el párroco, don Jésus Ruiz Gómez, me preparó y cedió generosamente y con gran entusiasmo -especialmente para este libro- todos los datos de bautismos, matrimonios y confirmaciones hasta 1700. Bajo su dirección trabajaban unos jóvenes blanqueños, Emilio Palazón Cano, Julian Rafael Sánchez Ruiz y Antonio José Palazón Cano en las transcribciones de los libros sagradas y asimismo pude contar con ellos para las correcciones de los textos de este libro. Además la bibliotecaria, la Srta. Fuensanta Cano Sánchez, de la Biblioteca Municipal de Blanca, en buena consonancia con la parroquia local, me dio sin vacilación su apoyo, poniendo inmediatamente a mi disposición la transcripción del privilegio de villazgo de 1591, hecha ya en 1991 por el catedrático blanqueño José Molina Sánchez. Dichos textos los hice revisar por el becario Javier Castillo Fernández con ayuda de los textos antiguos del Archivo Histórico Nacional. También el Ayuntamiento de Blanca, en forma de su alcalde, Rafael Laorden Carrasco, me facilitó el acceso a cualquier institución de su jurisdicción para la obtención de documentos, poniéndose a mi entera disposición para el futuro. Por último mi gratitud a mi amigo, Ángel Ríos Martínez, que tiene la misma afición que yo por la historia de Blanca, por sus aportaciones documentales y las muchas horas dedicadas a la revisión de los textos en este libro. Por otra parte es para mi una satisfacción ver que las transcripciones de las visitas de Santiago de este libro, que yo mandé transcribir, también aparecerán en su obra: “Blanca, una página de nuestra historia: La parroquia”, el cual está a punto de salir de la imprenta.
En Abarán pude contar con la ayuda de José David Molina Templado, inquieto investigador de la época de la expulsión de los moriscos del valle de Ricote. Me facilitó todos sus libros y artículos escritos, mientras el archenero Miguel Banegas García, puso a mi disposición sus 28 años de experiencia sobre los apellidos blanqueños. El trabajo de Concepción del Pilar Rabadán sobre los protocolos notariales ha sido determinante para poder finalizar con desahogo el capítulo del siglo XVII. Deseo señalar el apoyo desinteresado que he recibido de la Dirección y Técnicos de los archivos consultados, destacando, entre ellos, al Director del Archivo General de la Región de Murcia, D. Francisco de Lara Fernández y Dña. Ana Maria Herrero Pascual, Directora del Archivo Histórico Provincial de Murcia, siempre dispuestos a aconsejarme y facilitarme el acceso a sus fondos documentales. El becario, Javier Castillo Fernández, del primer archivo me fue de vital ayuda en la transcripción de textos y como experto en el tema morisco granadino me indicó el camino a seguir para Murcia. Gracias al archivero Dr. Vicente Montojo del Archivo Histórico Provincial de Murcia llegó a mi conocimiento la obra del sacerdote Dimas Ortega López sobre Ricote y otros artículos del valle de Ricote. En este aspecto no puedo olvidar la acertada ayuda que me prestó al ponerme en contacto con dos expertos de apellidos blanqueños, a saber Miguel Benegas y Concepción del Pilar Rabadán. Es de destacar también del último archivo, con los pocos medios que tienen, el trabajo de Enrique Antonio López Sánchez y Pilar Navarro Hidalgo, que durante horas y horas fotocopiaron documentos para mí, me aconsejaron y pusieron cualquier material a mi disposición.
Junto a ellos, mi agradecimiento al Archivo Municipal de Murcia y a cuantas personas han contribuido, de muy diversos modos, (entre ellos especialmente al ex-alcalde de Blanca, el Sr. José Fernández López), a la realización del presente estudio.
Como sé que algunos destacados políticos van a leer este obra aprovecho esta oportunidad de llamar su atención sobre la situación presente de los archivos en Murcia, a ver si ellos en el futuro pueden dotar con más medios dichas instituciones. De los tres archivos consultados destaca el Archivo Municipal de Murcia, pero el catálogo no está al día. Faltan muchos libros actuales y muchas veces se encuentran documentos y libros que no están reflejados en las fichas. En otras palabras, este archivo no está al día. A pesar de estos inconvenientes su consulta sigue siendo muy importante. Otro depósito municial, el Archivo General de la Región de Murcia (AGRM) tiene la novedad de poseer microfilms del Archivo Histórico Nacional y del Archivo General de Simancas, más bien gracias a las investigaciones de los últimos años del Prof. Miguel Rodriguez Llopis. Faltan aún microfilms del Archivo de la Real Chancillería de Granada y es muy deseable que se dispongan lo antes posible en microfilms los documentos murcianos que hoy en día aún están solamente en el Archivo General de Simancas, evitando así desplazamientos de nuestros investigadores a Valladolid. Muy positivo es el hecho de que en el AGRM un becario está haciendo un catálogo sobre los documentos que figuran en los abundantes microfilms. Cosa extraña es que de momento para sacar fotocopias de los microfilms se tiene que ir con un ordenanza al Archivo Histórico Provinal (AHP), puesto que no se disponga de un aparato para tal fin. Con respecto al Archivo Histórico Provincial la cosa está más negra. Estuvo dicho archivo meses sin “toner” y no pude sacar fotocopias de los microfilms del AGRM. A pesar de que dicho trabajo se pudó efectuar en el Archivo Municipal, puesto que la directora de esta archivo me dio permiso, la burocracía no lo permitió. Felizmente intervinieron el director de Patrimonio y Cultura para remediar esta anomalía. Los protocolos notariales que datan desde el siglo XVI no se ha microfilmado en el AHP y como están manejados por muchas manos no cabe duda de que se están descomponiendo. La solución actual será dotar lo antes posible a este archivo con ordenadores y técnicos necesarios y escanear todos los protocolos en ordenador.
En la historia de Blanca no podemos excluir el valle de Ricote, puesto que en la literatura de los siglos XIII y XIV vemos regularmente aparecer el nombre del Valle sin especificar concretamente el lugar de sus 6 alquerías, a saber: Abarán, Blanca, Ojós, Ricote, Ulea y Villanueva (llamado hasta finales del S. XV Asuete). Blanca pertenece al Valle de Ricote, donde antiguamente los habitantes eran prácticamente todos mudéjares o moriscos, que fueron los sucesores de los mudéjares. El nombre de moriscos se aplicó y aplica a los musulmanes vencidos que se quedaron en España y se hicieron cristianos, más de nombre que de espíritu. De momento sabemos poco de los moriscos murcianos. Para comenzar se puede afirmar que el tema “morisco” es relativamente nuevo en el tratamiento de la historia de la Región murciana.
Los numerosos estudios de Torres Fontes, que sientan las bases y características generales de la población mudéjar de Murcia y su región, confirman la dificultad de tratar este tema. Sin embargo, los Simposios Internacionales de Mudejarismo celebrados en Teruel están dando nueva vida a la historia de los mudéjares1,2. Dentro del Reino de Murcia vive un subgrupo de la minoría con rasgos propios, como son los moriscos murcianos o mudéjares de Ricote. Estos últimos constituyen la inquietud máxima de nuestra aportación entre los siglos VIII y XV, concentrándose después más en la villa de Blanca entre los siglos XVI y XVII. Las investigaciones regionales y locales3,4,5 constituyen hoy la principal fuente de datos sobre los mudéjares y tienen la ventaja de proporcionar información mucho más cercana a la realidad cotidiana.
El valle de Ricote ocupaba una pequeña zona de la Vega Alta del río Segura. Estaba formado por la villa de Ricote, cabeza del Valle, con jurisdicción sobre otras cinco alquerías de menor importancia. En 1228 se levantó Abenhud en el castillo de Ricote, y de esta manera este pueblo prevaleció como corte y mansión feudal predilecta de este revolucionario rey. En 1238 Abenhud murió en Almería a manos de su gobernador al-Ramini. Algunos años más tarde, en Alcaraz, en 1243, se trató la capitulación del reino murciano con el infante Alfonso, donde los mudéjares van a continuar conservando sus usos, costumbres, leyes, religión y cargos de gobierno. Hubo una sublevación de mudéjares que tuvo lugar entre los años 1264 y 1266. Tras la reconquista del Reino de Murcia en 1266, los territorios del valle de Ricote fueron concedidos en señorío a don Enríque Pérez de Arana. Más tarde, Sancho IV, en cumplimiento de una promesa de 1281, la entregó a la Orden de Santiago por un privilegio de 19 de diciembre de 1285. De esta manera, se convirtió en una encomienda plenamente formalizada y dependiente de esa institución militar. Desde un principio, la encomienda del Valle de Ricote estuvo habitada por mudéjares dedicados, fundamentalmente, a las tareas agrícolas.
1. TORRES FONTES, JUAN (1986). Los mudéjares murcianos en la Edad Media, “SIM”, Teruel, 1986. pp. 55-66
2. RODRIGUEZ LLOPIS, MIGUEL (1986). Población y fiscalidad en las comunidades mudéjares del Reino de Murcia, “SIM”, Teruel. pp. 39-53
3. TORRES FONTES, JUAN (1963). Los mudéjaes murcianos en el siglo XIII, “Murgetana”, XVII pp. 57-90.
4. VEAS ARTESEROS, FRANCISCO DE ASIS (1986). Una demanda por deudas: el caso de Aducarí, moro de Alcantarilla, “SIM”, Teruel, 1986. pp. 77-85.
5. VEAS ARTESEROS, MARÍA DEL CARMEN (1992). Las relaciones económicas entre Murcia y los mudéjares del Valle de Ricote en el siglo XV. Notas para su estudio. IV Simposium internacional de Mudejarismo: Economia, Teruel.
También se dedicaban a la música y fabricación de cestos y otros recipientes de esparto. La población de Blanca fue creciendo, debido a las crisis políticas que constantemente sacudían al Reino de Murcia en los siglos XIV y XV, así como a otros factores de índole natural.
La comunidad mudéjar del Valle de Ricote inició a partir del siglo XIV un auténtico camino de sufrimientos por las explotaciones que les causaba la institución señorial. Los representantes de la Orden no dudaron en poner en práctica ese esquema señorial sobre una población totalmente rentable por la alta fiscalidad que soportaban. Las aljamas del Valle se vieron desde un principio, privadas de cualquier grado de autonomía; así mismo, estuvieron sometidas a un estricto control por todos los órganos institucionales de la encomienda que, en última instancia, dependían del comendador. La excesiva e insoportable presión fiscal ocasionaba múltiples agravios, por lo que estos mudéjares tuvieron que levantar firmes protestas para buscar una vía de solución. Los documentos explican los tipos de gravámenes y seguimos a Ortega López6:
«cada vecino que tuviese haciendas o heredades de la encomienda había de pagar al comendador dos dulas, dos días de trabajo, donde el comendador quisiera mandarlo, dos gallinas y cuatro cargas de leña. Además existía el derecho llamado de cabezaje consistente en pagar 18 maravedíes por cada persona mayor de 15 años; los niños que no llegaban a esa edad pagaban el derecho de hornos, o sea dos maravedíes. La alfarra consistía en contribuir con un celemín de cebada por “cabeza grande o chica”. Los llamados de ropa y espada pagaban 25 maravedíes. La alfama era el diezmo que se daba de trigo y cebada en terrenos de secano y entregaban por cada cahíz 18 maravedíes. El impuesto de calzas y juntar consistía en la contribución de 695 maravedies anuales. Además la veintena de todo lo que compren así como de cada mulo, borrico y becerro, seis maravedies, y dos por cada colmena. Por otra parte cada vecino debía dar en pascua un huevo y cada viejo del Señor” un gallo capón. Todos los vecinos estaban obligados a ir de caza para el comendador y para su alcalde dos veces al año, así como el diezmo de lino, queso y todos los frutos».
Junto a la presión social y al racismo que soportaban del señor, debemos añadir la hostilidad y el desprecio mostrados por las villas cristianas vecinas que les hicieron vivir una situación aún más tensa y difícil. Los vecinos de Cieza robaban los ganados del Valle, cuando no secuestraban a los pastores o no cesaban en sus enfrentamientos judiciales. La convivencia entre cristianos y musulmanes fue muy difícil, incluso en el Valle de Ricote, donde estos últimos eran mayoría. Caro Baroja7 expresa bien la situación de aquellos tiempos: “El morisco era -según la opinión general- un individuo inculto e incluso cerril, que ocupaba, por su terquedad, el último grado de la escala social, un individuo con ciertas habilidades técnicas y manuales, pero indocto. Los sabios, los jueces y santones de aquella comunidad eran despreciados por los prelados, letrados y hombre de pluma de la época de Carlos I y Felipe II. Y la plebe urbana morisca con frecuencia fue ridiculizada y zaherida”.
- 6. ORTEGA LOPEZ, DIMAS (1990?). Libro III, Aproximación a la historia de Ricote, Cabo de Palos. p. 386
- 7. CARO BAROJA, JULIO (1985). Los Moriscos del Reino de Granada. Ediciones Istmo. Madrid. p. 145
En este Valle de Ricote, donde en la mayoría de sus pueblos no había prácticamente cristianos viejos, debería existir en los años 1610-1613 una cultura musulmana tradicional8. Teniendo en cuenta que muchos moriscos no fueron expulsados en 1614, y otros muchos volvieron poco a poco en los años venideros, se puede presumir que muchas costumbres moriscas se continuaron practicando y que sus secuelas se siguen notando aún en nuestros días.
Los lugares del valle de Ricote con Mudéjares (1610-1612)
Moriscos Cristianos Viejos
Lugar casas personas casas personas Total habitantes
Abarán 166 574 5 22 596
Blanca 208 677 3 13 690
Ojós 71 269 3 13 282
Ricote 101 374 4 18 392
Ulea 59 244 1 4 248
Villanueva 101 371 65 292 663
La forma de sobrevivir en el siglo XVI y XVII no era fácil para los moriscos. Un exceso de tributos, vejaciones y nuevas leyes que pretendían hacerles perder su propia identidad llevaron consigo que los moriscos hubieran de aceptar algunas características, tal vez distintas a su propia cultura. No es de extrañar entonces, que los moriscos siguieran practicando su propia religión y fueran acusados de hipocresía en la vida cotidiana. Pero los moriscos como grupo se tenían que defender y de este modo la primera regla de su vida en común con los cristianos era, pues, la ley del silencio. Además cuando existía un auténtico conflicto con los cristianos la solidaridad entre moriscos se manifiesta claramente.
Flores Arroyuelo9 relata que «Julio Caro Baroja10, en su trabajo sobre los moriscos de Granada, nos recuerda lo que decía Ibn Jaldûn con respecto a virtudes que no suelen encontrarse en otras gentes más civilizadas:
1.º El más fuerte espíritu de solidaridad sólo se manifiesta entre gentes unidas por vínculos de sangre o algo análogo.
2.º La pureza de estos vínculos sólo se encuentra entre los árabes nómadas y los pueblos medio salvajes que habitan los desiertos»
3.º Las gentes que habitan en ciudades, villas y campos cultivados, no dan tanta importancia a tales vínculos o agnaciones.
- 8. GUICHARD, PIERRE (1976). Al-Andalus. Estructura antropológica de una sociedad islámica en occidente. Barcelona. pp. 460 y ss.
- 9. FLORES ARROYUELO, FRANCISCO J. (1989). Los últimos Moriscos (Valle de Ricote, 1614). Academia Alfonso X el Sabio, Murcia. pp. 144-147
-10.CARO BAROJA, JULIO (1985). Los Moriscos del Reino de Granada. Ediciones Istmo. Madrid. pp. 66 y ss.
Continúa Flores Arroyuelo9: «Si relacionamos el esquema propiciado por don Luis Fajardo y aceptado por Francisco Chacón11 con la tesis expuesta por Ibn Jaldún12 nos encontraríamos con que en este espacio separado y sin población de cristianos viejos sería un área en el que predominaría el más fuerte espíritu de solidaridad propia de los vínculos de sangre y de resistencia que haría de ella una especie de isla impenetrable ...». Tal isla o comunidad impenetrable ha sido durante muchos siglos el Valle de Ricote.
La realidad de los moriscos en el valle de Ricote y el pueblo de Blanca pasa obligatoriamente por el análisis y la interpretación de sus documentos. La edición de este libro, que tuvo como intención “la de proporcionar a aquel que sienta interés por la cuestión morisca, o se proponga emprender un estudio sobre alguno de sus aspectos, una base documental y bibliográfica que le introduzca en los principales problemas del tema y le ayude a iniciar un trabajo sobre cualquiera de ellos”, no es una arbitrariedad o un capricho de erudito, sino imprescindible para no olvidar el verdadero referente y objeto de materia de investigación. Para comprender mejor como vivían en las distintas épocas los moriscos de Blanca y del valle de Ricote, y a que dificultades se tenían que enfrentar, se han incluido en este libro varios documentos relacionados con el tema morisco. Así encontramos, para nombrar algunos de ellos, documentos sobre:
- Leyes de moros, sacadas de una colección de las mismas, compuesta, ó traducida al castellano, según parece para uso de los mudéjares castellanos á principios del siglo XIV.
- El alcalde mayor de Castilla
- La capitulación de Granada
- El alcalde mayor de Murcia
- 1609 Bando de expulsión de los moriscos de Valencia
- 1567 Memorial de don Francisco Nuñez Muley
etc.
Se ha intentado mencionar en el libro todos los textos relacionados con el valle de Ricote y Blanca, incluso aquellos sucesos donde el autor del artículo no menciona las referencias bibliográficas. Algunas veces se han podido encontrar las fuentes correspondientes a estos sucesos y entonces se menciona lo mismo en un fragmento aparte. Otras veces esto no ha sido posible y tenemos que creer lo que dice el historiador en cuestión, lo que es menos fiable, puesto que las referencias son necesarias para poder controlar la honestidad de un autor. Infortunadamente contamos aún con historiadores modernos que escriben sobre el valle de Ricote y que por el miedo al plagio no indican todas sus fuentes, por lo que sus obras carecen de valor científico.
Por falta de suficientes datos de los siglos XIV y XV se ha incluido, con intención, acontecimientos de Murcia y su reino, tales como enfermedades, inundaciones, plagas y sequías, puesto que dichos acontecimientos también tuvieron su influencia en la subsistencia de los mudéjares del Valle de Ricote.
- 11. CHACON JIMÉNEZ, FRANCISCO (1982). El problema de la convivencia. Granadinos, mudéjares y cristianos viejos en el reino de Murcia. 1609-1614. En: Melanges de la Casa de Velazquez. Publié avec le concours du C.N.R.S. Tome XVIII/1.
- 12. CARO BAROJA, JULIO (1957). Aben Jaldún, antropólogo social. En: Estudios magrebíes, Madrid. pp. 11-57.
No cabe duda que ha sido un grupo explotado al máximo por la Orden de Santiago y los cristianos a los que, a lo largo de los años, los mismos han intentado robarles su propia cultura e identidad. Que a pesar de tantas dificultades, y lo más inaceptable de todo, la expulsión, este grupo se supo mantener en el valle de Ricote fue un auténtico fenómeno, digno de admiración.
Si a todos estos aspectos le añadimos que a principios del siglo XVII los viejos hablaban arábigo y generalmente eran mas cerrados de lengua y menos devotos que los demás del valle y todavía se oía decir a los restantes mudéjares del valle que estos de Blanca los habían echado a perder; Blanca, el peor de los lugares y a cuyos habitantes se acusaba de pervertir a los de los restantes lugares del valle de Ricote, era razón suficiente para el historiador Francisco Chacón Jiménez de titularlo como el lugar más islamizado3 de la región de Murcia.
Hace falta más estudio, pero al parecer Blanca tenía buenas relaciones con pueblos granadinos como Castril, Benamaurel y Cúllar, mientras por otro lado tenía también contactos con otros pueblos moriscos valencianos como Granja y Coix. Es muy probable que para los viajeros musulmanes de Granada hacia Valencia y viceversa, el Valle de Ricote durante siglos fue el sitio ideal para descansar y establecer contactos con gente de su propia raza. Un apellido como “Cachopo” no se encuentra en todos los sitios y es más bien un apellido específico para el Valle de Ricote, pero curiosamente también se ha encontrado este apellido en un pueblo granadino. En el padrón para el reparto de alcabalas en la villa de Benamaurel del año 1555, aparece un tal Gerónimo Cachopo. En el Archivo del Colegio Notarial de Granada, sección de protocolos, sala V (Distrito de Baza - Nº 3, año 1514, fol. 98v.), aparece como testigo en la compra-venta de una casa en Benamaurel, y como vecino de esa villa, Nuflo el Cachopo.
El trabajo del abaranero José David Molina Templado ha sido el causante de estudiar con otros ojos la expulsión de los moriscos en el Valle de Ricote. Fue él quien me regaló sus obras y puso hace muchos años como hipótesis que los moros de Abarán (Blanca, etc.) no se fueron todos durante la expulsión de 1613, lo que motivó en 1992 a historiadores como Luis Lisón Hernández y Juan González Castaño escribir sobre esta época. Molina Templado siente una verdadera pasión por la historia; así pagó los viajes al Archivo General de Simanca de su propio bolsillo, investigó por su cuenta muchas facetas de la expulsión de moriscos del valle de Ricote y pudo aportar muchos y nuevos datos, necesarios para comprender mejor la expulsión de los moriscos del valle, tema tan poco tratado en extensión en los libros históricos murcianos. Él sigue viajando a Simancas y es el verdadero impulsor que inspira a los demás.
Muchos son los autores que han escrito en España sobre la expulsión de los moriscos, pero casi todos los trabajos son obras generales. La que más información nos da para el valle de Ricote es la obra del francés Henry Lapeyre. Es curioso, pero no existe ningún buen libro sobre la expulsión de los moriscos en Murcia y al parecer ningún historiador ha estado interesado en publicarlo. Por lo tanto el tema de expulsión de los moriscos blanqueños es completamente virgen y lo poco que sabemos es gracias a los esfuerzos del dicho Molina Templado y de los historiadores Luis Lisón Hernández y Juan González Castaño. Así, sabemos que la expulsión no fue del todo eficaz, pues sus habitantes formaban un sólido bloque en que las relaciones económicas, familiares y
buena vecindad eran palpables. No cabe duda de que la posibilidad de volver a su tierra contaba con apoyo monetario, civil y religioso. A pesar de contar con pocos datos, de momento, somos ya capaces de sacar algunas conclusiones gracias también al trabajo abundante del párroco de Blanca, don Jesús Ruiz Gómez, el cual me facilitó apasionadamente muchos datos eclesiásticos hasta 1700. Conocemos, por lo tanto, los apellidos que existían antes de la expulsión y los apellidos que se mantenían después de la expulsión. No cabe duda de que no todos los moriscos blanqueños se fueron y que de los expulsados muchos volvieron a su tierra. Muchas mujeres blanqueñas, gracias a una carta de la Iglesia dirigida al Rey Felipe III (que a su vez se la manda al Capitán General encargado de la expulsión, el conde de Salazar, establecido en Hellín), pudieron quedarse en Blanca. La Iglesia protegía los no-nacidos. La relación de ellas la podemos ver en el año 1630 de este libro.
De esta forma se puede estimar que de todos los habitantes antes de la expulsión, unas 211 familias, quedaron finalmente unas 80, las más adineradas, en su pueblo, o sea casi un 40%. La relación de los apellidos es como sigue:
AÑO CUALQUIERA AÑO, HASTA QUE SE
ANTES DE LA SE MANTIENE EL
EXPULSIÓN APELLIDO APELLIDO APELLIDO
1592 Aguilar 1700 -
1612 Alcaide 1669 Alcaide
1578 Álvarez 1700 -
1604 Anaya 1700 -
1581 Andrés 1700 -
1604 Aroca 1699 Aroca
1612 Arróniz 1647 Arróniz
1603 Ayala 1647 Ayala
1611 Bacol 1700 -
1610 Balboa 1633 Balboa
1601 Bartolomé 1677 Bartolomé
1611 Bernal 1700 -
1581 Blanca 1700 -
1579 Bustamante 1700 -
1610 Cachopo 1684 Cachopo
1609 Candel 1698 Candel
1609 Cano 1700 Cano
1611 Carillo 1700 -
1599 Chinchilla 1700 -
1611 Dato 1700 -
1613 Fajardo 1700 -
1578 Farax 1700 -
1609 Fernández 1700 Fernández
1604 García 1697 García
1613 Gómez 1688 Gómez
1590 Granadino 1700 -
1573 Grimaldo 1700 -
1573 Guillen 1700 -
1613 Herreros 1700 -
1611 Hoyos 1693 Hoyos
1613 Leiva 1700 -
1610 López 1697 López
1613 Lucas 1699 Lucas
1612 Macho 1700 -
1613 Marín 1699 Marín
1613 Martínez 1700 Martínez
1611 Medina 1698 Medina
1592 Mella 1700 -
1605 Miñarro 1657 Miñarro
1606 Molina 1698 Molina
1613 Montero 1700 -
1610 Moreno 1700 Moreno
1594 Muñoz 1700 -
1601 Núñez 1675 Núñez
1572 Ortiz 1700 Ortiz
1613 Padilla 1700 -
1613 Parra 1677 Parra
1610 Pascual 1692 Pascual
1610 Pérez 1648 Pérez
1612 Pinar 1699 Pinar
1613 Pineda 1669 Pineda
1607 Piñero 1700 -
1581 Ramí 1700 -
1611 Rodríguez 1699 Rodríguez
1605 Rojo 1666 Rojo
1612 Rosa 1637 Rosa
1576 Ruiz 1686 Ruiz
1601 Salar 1700 -
1610 Sánchez 1699 Sánchez
1612 Serrano 1691 Serrano
1612 Sevillón 1700 -
1604 Siles 1700 -
1574 Toledano 1700 -
1613 Tomás 1639 Tomás
1613 Torre(s) 1620 Torre
1588 Vázquez 1700 -
1612 Vega 1630 Vega
1607 Vicente 1700 -
Gracias a los libros sagrados podemos investigar el árbol genealógico de cualquier blanqueño. En estos ejemplos vemos él de José Fernández López, alcalde de Blanca entre los años 1970-1979, así como otros familiares míos.
Juan Fernández Gómez Abarán? Catalina Gómez Abarán?
Francisco Fernández Gómez 03-02-1597 María de Torres y Cachopo Ricote, Blanca?
Antonio Fernández Torres (2ªnupcias) 01-02-1621 Salvadora Molina Marín 01-01-1637
Juan Fernández Molina 28-05-1671 Josefa Pinar López 12-02-1672
Nicolás Juan Fernández Pinar 06-12-1695 María Molina Alcaide 09-08-1698
Bartolomé Fernández Molina 15-01-1725 Maria Antonia Pascual .......? 1724 ?
Juan Fernández Pascual 20-12-1762 Josefa Martínez Núñez 22.05-1763
Juan Fernández Martínez 05-06-1792 Maria Josefa Sánchez Cachopo 25-05-1791
Juan Antonio Fernández Sánchez 20-04-1836 Concepción Molina Escribano 12-11-1837
Luis Fernández Molina 13-12-1874 Piedad Molina Molina Cieza
Luis Fernández Molina 28-12-1919 Julia López Loba (Ojós) 24-09-1920
José Fernández López 11-08-1942
Un aspecto muy curioso es que el morisco Francisco Fernández Gómez se casó el 13 de diciembre de 1613, justo en el día de la expulsión, con Maria de Torres y Cachopo (¿cristiana vieja?), evitándose así la horrible deportación.
Juan de Molina ? Geronima Marin ?
Juan Molina Marin 1607 Ana Vega Vicente 1606
Domingo Molina Vega 01.12.1629 Ginesa Rodríguez Vázquez ?
Juan Molina Rodríguez 01.09.1656 María Garcia Alonso (de Pastrana) ?
Domingo Molina García 08.07.1678 Agustina Alarcón Ayala 02.03.1674
Fulgencio Molina Alarcón 16.01.1705 Angela García Rodríguez 23.07.1707
José Domingo Molina García 01.09.1740 Ana Mª Cano Triguero 07.09.1738
Juan Pedro Molina Cano 24.06.1770 Mª Magdalena Laveda Ramírez 12.10.1773
Francisco Antonio Molina Laveda 06.11.1810 Josefa Estefanía Tolmo Herrero 03.08.1812
Antonio José Molina Tolmo 11.05.1839 Anastasia Molina Soriano 25.12.1844
Antonio Molina Molina 08.09.1875 Mª Florencia Palazón Molina 23.02.1879
Luis Molina Palazón 26.04.1913 Dolores Cano Molina 12.05.1916
José Cano ????? ? Josefa Rodríguez 1609?
Francisco Urbán Cano Rodríguez 25.05.1644 Estefanía Ramón Pinar 01.01.1636
Francisco Cano Ramón 01.11.1669 María Yelo (Abarán) ?
Ginés Cano Yelo 20.02.1709 Mª Antonio Triguero Martínez 08.12.1710
Pascual Antonio Cano Triguero 17.10.1747 Mª Josefa Nuñez Fernández 19.09.1751
Pascual Casimiro Cano Nuñez 03.03.1775 Ana Josefa Molina Tornero 19.01.1779
Francisco Antonio Cano Molina 07.12.1804 Mª Magdalena Alarcón Soriano 22.07.1815
Juan Francisco Cano Alarcón 10.05.1841 Manuela Pascuala Carrillo Cano 03.07.1831
Jesús Anastasio Cano Carrillo 15.12.1871 Mª Dolores Josefa Molina Cano 19.09.1880
Dolores Cano Molina 12.05.1916
Siguiendo la hipotesis del abaranero José David Molina Templado he procurado obtener el máximo conocimiento sobre los apellidos blanqueños para que podamos reconstituir en su momento la demografía morisca. Para tal fin he incluido en este libro los padrones de vecinos de los años 1561, 1584 y 1591 con respecto al repartimiento de alcabalas, un padrón eclesiástico del año 1654, las confirmaciones de la parroquia de Blanca de los años 1584, 1596, 1604, 1675 y 1700, los matrimonios celebrados en la parroquia de Blanca en el periodo 1566 y 1700, los bautismos practicados en la parroquia de Blanca en el periodo 1571 y 1700 y la máxima cantidad de datos posibles de los años 1566-1700 que figuran en los legajos de protocolos de Blanca que se hallan en el Archivo Histórico Provincial de Murcia. Este tipo de padrones y relaciones de vecinos son de gran utilidad para reconstruir el grupo de moriscos que se quedó después de la expulsión. Un método hasta ahora sólo de forma esporádica es el seguimiento de familias mudéjares después de la conversión. Los mudéjares son los antepasados de los moriscos y las mismas personas al menos durante una o dos generaciones.
Decía el fraile Pereda en su famoso informe que en el año 1612 Blanca contaba con 3 familias cristianas viejas y el resto se componía de 672 moriscos. No indica en su informe los nombres de estas 3 familias, así que podemos elegir los apellidos entre destacados blanqueños de esta época, tales como:
Martín Molina de la Vega, hijo de Juan de Molina de Arriba
Ginés de Castillo Carcelén
Juan de Torres de Leyba, Alferez Mayor, el cual se adjudicó la renta de las décimas del Valle de Ricote el 3.5.1598
Pedro Ayala y Manrique, escribano
Pedro de Hoyos - regidor
Pedro Cachopo, escribano ?
Juan Tomás, escribano ?
El informe del frayle Pareda lo podemos considerar como muy neutral y muy ajustado a la realidad. Por lo tanto entre los 7 apellidos indicados no todos son de cristianos viejos. No hemos podido localizar el trayecto del Pedro Cachopo, el escribano, puesto que había varios Cachopos con este nombre. Al parecer el apellido Cachopo es de origen moro. Se conoce ya en un documento de 1431 un Mahomad el Cachopo, moro de Blanca. Pedro de Hoyos, el regidor, según mi parecer también era morisco. Pero se quedó y no fue expulsado. Catalina de Aroca pudo probar la limpieza de su sangre ante el conde de Salazar y éste dió por libre a la madre y a su linaje, lo que permitió justo a tiempo una boda entre su hija Maria de Balboa Aroca y Gines de Castillo Carcelen en Cartagena en el día de la expulsión. Las tres familias cristianas que existían en 1612 segun el fraile Pereda podrían ser: Juan de Torres de Leyba, Gines de Castillo Carcelén y Martín Molina de la Vega. Quedaron muchos moriscos influyentes en Blanca, lo que permite concluir que ellos supieron comprar su no-expulsión. Hacen falta más estudios para poder confirmar definitivamente esto, pero los primeros indicios indican claramente que los moriscos ricos se pudieron quedar en Blanca y a la vez ellos ayudaron a sus familiares más próximos para escapar al terrible destierro. Eran verdaderos clanes que antes de la expulsión procuraban casarse entre ellos mismos, manteniendo así su riqueza y la limpieza de su sangre. Después de la expulsión asimilan rápidamente la nueva forma de vida e intentan casarse con influyentes cristianos viejos para poder subir en la escala social ellos mismos y sus más próximas consanguíneos, puesto que siguen manteniendo la costumbre de los clanes familiares. Parece ser que la expulsión de los moriscos como tal, al menos en el caso de Blanca no fue una expulsión de los moriscos, sino una expulsión de los pobres moriscos. Los ricos sabían ganarse la confianza y amistad de las autoridades y de la iglesia y mantenerse en sus puesto s gracias al dinero. Funciones como alguaciles, regidores y escribanos no eran solamente cargos para los cristianos, sino también para los moriscos colaboracionistas13 y de lealtad contrastada.
- 13. CASTILLO FERNÁNDEZ, JAVIER (1997). La asimilación de los moriscos granadinos: un modelo de análisis. (IV Reunión Científica de la Asociación Española de Historia Moderna. Alicante, 29 de mayo de 1996). Inedita.
La imposible convivencia de dos culturas entre los moriscos y cristianos era la excusa puesta desde el poder para justificar su política répresiva y finalmente la expulsión. Parecía que la comunidad morisca constituía una clase homogénea, inasimilada a los costumbres cristianas. Sin embargo, todo indica que en el momento de la expulsión la comunidad morisca blanqueña se encontraba jerarquizada del mismo modo que la estructura social cristiana en la que se imbricaba.
Había un grupo de poder perfectamente integrado en las normas cristianas y estos moriscos colaboracionistas solían ser premiados por la Corona y las autoridades competentes con empleos perpetuos. Profesiones como alguacil, escribano y regidor daban a los ediles un amplio prestigio social y posiblemente una garantía de no ser expulsados, a pesar de su origen musulmán. También la iglesia procuraba tener sacerdotes moriscos y algunos apellidos de los curas que practicaban en Blanca antes de la expulsión delatan un origen morisco.
Es una verdadera lástima que se perdieran del Archivo local de Blanca los catorce volúmenes encuadernados en pergamino desde 1629 a 1800, custodiados en él hasta, al menos, 1905; así como el bloque referido a actuaciones criminales, demandas civiles, juicios de conciliación, etc. substanciados ante la autoridad judicial desde 1626 a 1856, cuya existencia consta en el inventario de 1891 y no se refleja en los posteriores14. Lo mismo cabe decir del pleito sostenido por la villa con su vecino Abarán sobre mejor derecho de aguas de la Acequia Principal (1604) y varios escritos del año 161415.
Al parecer muchos de los documentos antiguos del Valle de Ricote estaban en posesión de D. José Banegas Gallego, secretario del Ayuntamiento de Archena y Cofundador de la segunda Caja de Ahorros que se constituyó en la provincia, y más tarde en posesión de su hijo D. Miguel Banegas y Guillén de Castillo. Al principio los libros de Actas de Blanca estuvieron en posesión del ex-Alcalde de Blanca, José Maria Pinar del Castillo en el siglo XIX (1860?) y al parecer éste los traspasó a Benedicta Guillén del Castillo, hija del Juez de Archena, Tomas Guillén López y esposa del dicho Miguel Banegas Gallego. Este último no era sólo secretario del ayuntamiento de Archena, sino también de los pueblos de Ricote, Ceutí, Ojós, Villanueva y Molina de Segura. Muchos de los libros antiguos de dichos ayuntamientos estaban en su biblioteca. Sin embargo, debido a la Guerra Civil, -como ha pasado en otras guerras también- los papeles y libros antiguos de su biblioteca fueron saqueados y usados para la calefacción y retrete, perdiéndose así un copioso patrimonio de un valor incalculable.
Ante estos hechos, no cabe duda, es de suma importancia guardar lo que aún tenemos de antiguos libros y documentos y espero que esta obra pueda justificar la importancia que tienen. Continuando con lo anteriormente dicho, la parroquía de Blanca es muy rica en documentos desde el año 1566 y así tenemos:
1. Libros de bautismos: comienzan en el año 1571 -faltan 45 hojas en el primer libro(los años 1566-1570)- y están completos hasta hoy, con excepción de una pérdida de algunas hojas sueltas.
- 14. LARA, FRANCISCO DE (1990). Inventarios de los archivos municipales de Alguazas y Blanca. Region de Murcia. Consejeria de Cultura, Educación y Turismo, Murcia. p. 109.
- 15. Ibidem.
2. Libros de matrimonios: comienzan el 3-I-1566 hasta hoy. Falta el libro 5 (periodo marzo 1836 hasta febrero 1852) y el libro 7 (periodo enero 1880 hasta septiembre 1904).
3. Libros de enterramientos: comenzaron el 3-I-1566. Faltan los primeros dos libros hasta 25-VI-1758. Después de esta fecha los libros están completos hasta hoy.
4. Libros de confirmación. Existen sólamente libros desde 1939 hasta hoy en día. Si hubieron libros anteriores a esta fecha, todos se han perdido. Felizmente existen hojas sueltas en algunos de los libros mencionados.
De esta forma, gracias a los libros de bautismos, sabemos las confirmaciones que tuvieron lugar en los años 1584, 1596, 1604, 1675, 1700 etc. Desafortunadamente estos valiosos documentos, que son la historia de Blanca, se encuentraban hasta poco en un viejo armario de madera. Es realmente un milagro que se conserven aún muchos de los mencionados documentos. Se puede imaginar fácilmente uno lo que podría haber pasado en caso de incendio.
Por lo tanto, es del interés de todos que se disponga de una caja fuerte idónea para la conservación de dichos documentos, que se hagan microfilms de los mismos y que todos los datos estén en un ordenador. Hoy en día la iglesia es pobre y me ilusionaría ver que este libro despertara la curiosidad del pasado y que todos nos diéramos cuenta de la importancia que tiene la conservación de estos antiguos documentos.
Afortunadamente, nos quedan aún documentos antiguos que se encuentran en el Archivo Histórico Nacional, Sección Ordenes Militares, Uclés; Archivo General de Simancas, Sección Expedientes de Hacienda, Estado y otras; Real Chancillería de Granada, así como las actas notariales en el Archivo Histórico Provincial de Murcia y otros pueblos vecinos. He podido localizar gran parte de estos documentos y he intentado indicar en este libro la máxima cantidad posible de citas bibliográficas. La mayoría de los documentos de estos archivos no han sido publicados anteriormente. Algunos de ellos los he encargado transcribir para su publicación en este libro, como las visitas de la Orden de Santiago que se refieren al pueblo de Blanca.
Los manuscritos de las visitas de la Orden de Santiago han sido estudiados por muchos historiadores. Así tenemos ya una muy nombrada Tesis16 de María Ángeles Jover Carrión, actualmente directora del Archivo Municipal de Murcia, que estudia las encomiendas de la Orden de Santiago en el reino de Murcia entre los años 1498 y 1507. No pude disponer de los textos, puesto que la directora me comunicó que se le había extraviado. Menos conocida es la tesis de Marín Ruiz de Asín17 que trata sobre las visitas de la Orden de Santiago a Caravaca entre los años 1468 a 1507. Tampoco conocemos los textos sobre la Orden de Santiago en la tesina18 de Jesús María López Ortiz de Villanueva, puesto que la Universidad de Murcia no permite ver tesinas ineditadas, diferente que en el caso de la Universidad de Granada donde esto sí es tolerado.
-16. JOVER CARRION, MARÍA ÁNGELES (1976). Las encomiendas de la Orden de Santiago en el reino de Murcia (1498-1507), Murcia, Tesis de Licenciatura inédita.
-17. MARINA RUIZ DE SIN, D. (1985). Las visitas de la Orden de Santiago a Caravaca en los años 1468-1507, Universidad de Murcia. (Tesis de licenciatura inédita).
-18. LÓPEZ ORTIZ, JESÚS MARIA (1989). La encomienda mudéjar del Valle de Ricote. Siglos XIII - XVI, Universidad de
Felizmente hemos podido convencer a Jesús María que es muy importante para la historia del Valle de Ricote que publique lo antes posible su trabajo y esperamos que esta vez no tenga tantas difilcultades con los Organismos pertinentes en publicar su trabajo.
Pero nadie hasta ahora ha publicado las visitas de la Orden de Santiago, con excepción de la del año 1468 por el prof. Juan Torres Fontes. Una verdadera lástima, porque esto implica que cada historiador de nuevo tiene que transcribir los manuscritos, o sea duplicidad del trabajo e inaccesibilidad para las personas que no dominan la paleografía.
Esto lo quiero evitar, por lo menos, con las visitas de la Orden de Santiago a Blanca. y vamos a ser los primeros que publiquemos dichos textos. También hemos encargado transcribir varios documentos del Archivo Histórico Nacional, del Archivo General de Simanca y del Archivo Histórico Provincial de Murcia. Por otro lado, se ha procurado indicar en este libro las referencias de dichos documentos, mencionando el archivo correspondiente.
Y ésta es precisamente la intención, porque deseo que cualquier blanqueño, que sienta inquetud por su historia, u otros historiadores interesados en la historia del Valle de Ricote puedan seguir investigando sin demasiados gastos y sin comenzar de cero.
He de confesar sin embargo, que si bien no renuncio a continuar trabajando, sobre la cuestión morisca de Blanca, deseo que los investigadores blanqueños más jóvenes se preocupen también del problema morisco en su pueblo. En este medio año de mi trabajo es lógicamente imposible tratar toda la historia de Blanca. Sin embargo, creo que se ha dado un firme paso a tal fin y espero que más de un joven se interese por la historia de su municipio. Y a mí me quedará el placer de haberles atraído a unos temas de primordial importancia, de haber orientados sus primeros pasos, y, al mismo tiempo, que ellos consiguan ir mucho más lejos en sus investigaciones. Esto es necesario, porque este libro no es nada más que una modesta aportación a la historia total de Blanca.
Queda pendiente investigar en qué fecha se cambió el nombre de Negra por el de Blanca. Algunos historiadores19 escriben que está documentalmente comprobado que el nombre de Blanca se cambió por el de Negra en el año 1304, pero no aportan las pruebas documentales. Tampoco Luis Lisón Hernández, que manifiesta20: “El cambio de nombre debió producirse entre 1304, en que seguía llamándose Negra, y 1315 en que ya consta documentalmente con el nuevo apelativo”. Así uno tiene la impresión de que los unos copian a los otros sin investigación propia y sin indicar referencias. En este libro vemos que un documento de 1308 habla de Negra y que otro documento de 1315 menciona otra vez Negra. Por lo tanto hasta que Lisón Hernández no venga definitivamente con una prueba documental tenemos un lapso de 67 años, entre el uso del nombre por última vez de Negra en 1315 y la primera vez de Blanca en un documento de 1382. La fecha del uso por primera vez de Blanca sigue siendo un misterio.
-19. ARNALDOS MARTINEZ, FRANCISCO (1974). Blanca. Patronato de cultura de la excma. diputación provincial de Murcia, Murcia. p. 8
-20. LISÓN HERNANDEZ, LUIS (1991). Proyecto de Escudo y bandera para Blanca (Murcia). pp. 1-8
Antes de terminar quiero hacer hincapie en la importancia que tiene la historia para un pueblo. Como tuve la oportunidad, como hombre de “marketing”, de viajar mucho por el mundo también tengo el privilegio de poder opinar sobre los costumbres y lugares en muchos sitios de este globo. Para mi personalmente hay dos lugares paradisíacos donde me siento a gusto. Estos son Haiwaii y España. Y cuando hablo de España hablo del Valle de Ricote. Especialmente la zona entre Blanca y Ojós, con tanta agua, es un paraje apacible. Los antiguos árabés hablaban ya de la zona de Ojós. Comenté con el Alcalde de Blanca, Rafael Laorden Carrasco, en el mes de agosto de este año que Blanca es un sitio ideal para el turismo por su tranquilidad y paisaje. Pero la primera cosa que quieren saber los turistas es la historia del pueblo que van a visitar. En el caso de Blanca uno no puede evitar esto, porque el forastero que visite Blanca ve inmediatamente el castillo. ¿Sin embargo donde está el librito histórico sobre Blanca y su castillo? Con otras palabras, un ayuntamiento que invierte en un buen libro de historia, accesible para todos los bolsillos, no hace una mala inversión. Al contrario está dando publicidad a su pueblo. Mientras el forastero lee cosas interesantes del pueblo, su curiosidad quiere satisfacer mediante visitas a los lugares mencionados y está ocupado con sus exploraciones. Cuantas más cosas se dicen del pueblo más tiempo tiene que dedicar el forastero en visitarlo y una estancia larga implica gastar dinero en el pueblo. Sin libro, es decir sin información, un forastero se quedaría tal vez unas horas, ojalá un día. Con un libro, el forastero intentará quedarse más días o volverá para seguir sus exploraciones. Se comprende, de lo antes dicho, que lo importante es que la estancia del forastero sea larga y que gaste dinero en el pueblo.
Mi mujer y yo hemos llevado más de una vez amigos de la provincia de Murcia y Alicante al pueblo de Blanca y todos quedaron entusiasmados y admirados de este lugar de origen árabe, su gran cantidad de agua en el río, sus casonas antiguas, sus paisajes, sus montañas, sus antiguas calles estrechas pendientes hacia la montaña, su gente y un sinfín de cosas más. Nadie se pudiera imaginar que Blanca fuera así. Por eso, es imprescendible dar a conocer Blanca a la otra gente de la región murciana. El turismo es bueno para un lugar como Blanca que depende en gran parte de la agricultura. Por eso el castillo de Blanca no debe deteriorse más y existe una gran responsabilidad para las futuras generaciones.
Poco a poco comienzan a salir del Valle de Ricote sus propios investigadores. Así tenemos en Blanca a Ángel Ríos Martínez, en Villanueva a Jesús María López Ortiz, en Ricote a José María García Avilés21 y en Abarán a José David Molina Templado y José Carrasco Molina. Mi recomendación a los Ayuntamientos del Valle de Ricote es breve: ¡Ayúdenles!, ¡es una inversión rentable!
-21. Está trabajando en su tesis doctoral sobre tierras de Ricote en el siglo XVIII.